Lucía creció en el este de San José, California; una ciudad históricamente diversa. Allí creció en con muchas dificultades, y no fue hasta que asistió a la universidad comunitaria en Cupertino que se dio cuenta del marcado contraste entre su comunidad y lo que había más allá de esta.
“Hasta el día de hoy, lamentablemente, mi comunidad sufre por estar en el fondo del barril, diría yo.” A pesar de los desafíos durante su infancia, Lucía mantuvo el compromiso de hacer una diferencia en su comunidad, e incluso más allá de esta.
Durante la universidad, Lucía decidió especializarse en estudios ambientales con un enfoque en justicia ambiental y conservación. Este énfasis es profundamente personal para ella porque cierra el círculo de su recurrido, conectando la situación de su comunidad con su pasión por la justicia ambiental.
“Está el lado de la conservación, pero también está el lado de la justicia ambiental. No solo quiero llevar eso a mi comunidad, sino también elevar y amplificar las voces de otras comunidades dentro del Área de la Bahía.”
Como pionera, movió montañas para convertir su carrera soñada en una realidad y contribuir a su comunidad. Después de trabajar durante algunos años en una empresa, decidió enfocar sus esfuerzos en el ámbito de la conservación. Fue entonces cuando se enteró de una oportunidad con el Proyecto MANO de Hispanic Access Foundation, mediante el cual logró obtener una pasantía de un año en el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Don Edwards en la Bahía de San Francisco, perteneciente al Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos.
“Antes de comenzar esta pasantía, siempre supe que quería estar en el campo ambiental, pero simplemente no sabía cómo llegar allí. Creo que muchas de las barreras dentro del gobierno lo hicieron muy difícil e intimidante para mí. Mientras crecía, no tuve muchos recursos, pero siempre quise estar aquí. Siempre supe que quería estar en este lugar, pero simplemente no me veía como merecedora de ello."
Durante su pasantía, estableció conexiones en toda el Área de la Bahía, lo cual fue su punto focal al integrarse. “Establecí conexiones con bibliotecas locales, organizaciones sin fines de lucro y escuelas en general. Solíamos hacer programas una vez al mes y presentar sobre quiénes éramos, qué es el refugio, dónde está y cómo utilizar el espacio público, y las tierras públicas."
El compromiso de Lucía con la justicia ambiental y comunitaria se refleja en su participación en programas como la Semana de la Conservación Latina. Como parte de este evento, Lucía organizó una actividad centrada en aumentar la presencia de la comunidad Latina en espacios al aire libre.
“Me aseguré realmente de que la planificación fuera de alta calidad. El programa de la Semana de la Conservación Latina eleva la presencia de los Latinos en espacios naturales, así que simplemente propuse la idea de tener un mariachi en el pabellón y también algunos refrigerios para los invitados.”
Uno de los aspectos más inspiradores de su trabajo es su dedicación para marcar la diferencia en la vida de los jóvenes. Lucía cree firmemente en el poder de hablarle a los estudiantes sobre el mundo de la conservación, tal como ella hubiera deseado que hicieran durante sus años formativos en la escuela.
“Ahora me da mucho entusiasmo decir, 'al menos les estoy haciendo un servicio al dejarles saber que pueden seguir carreras profesionales como esta'."
Para Lucía, el liderazgo en la conservación va más allá de proteger el medio ambiente; se trata de inculcar un sentido de responsabilidad, urgencia y empoderamiento, especialmente en las generaciones más jóvenes. Su trayectoria está impulsada por la pasión y el deseo de marcar la diferencia, independientemente de los desafíos.
“Tengo un compromiso con la conservación de espacios como el refugio, dejándolos intactos mientras fomento prácticas sostenibles a través del alcance comunitario y ayudando a otros."